ENVÍO GRATIS EN PEDIDOS SUPERIORES A $50

Domaine OTT CLOS MIREILLE: ¡Mi rosado de verano!

Tesoros de CAVA 1888 - Por: Juan Carlos Canavaggio - Presidente de CAVA 1888.
 
¨Rosa anaranjado translúcido. Fresa muy perfumada, nectarina, ralladura de pomelo y suculentas cualidades florales en nariz. Vibrante y preciso en el paladar, ofrece sabores sabrosos de médula cítrica, bayas rojas, frutas de hueso y madreselva que adquieren un matiz mineral con el aire. Las notas florales y minerales se repiten enfáticamente en un final maravillosamente persistente que muestra una fina definición.¨ (Vinous)
 
 
  

Cuando pienso en un vino rosado, el primero que se me viene a la mente es el Domaine OTT Clos Mireille.  Desde niño veía a mi abuelo, el Dr. Jean Canavaggio y a mi abuela Maud, tomar este vino, que tenía una botella de forma curiosa. Hasta ese momento, nunca había visto una botella de vino igual a ella; alta, en forma de lágrima alargada, muy elegante. Se parecía más a una botella enorme de perfume que a una botella de vino.  Sin duda, una de las botellas más bonitas de vino que he visto en mi vida. Y se llama “cour de grain” o “corazón de grano” … ¡eso lo aprendí hace poco!

Tengo muy bonitos recuerdos de la familia tomando Domaine Ott, particularmente en los almuerzos de los domingos en la casa de Jean y Maud. Ambos cumplían años en el mes de enero y les encantaba celebrar con un buen vino rosado.  Toda la familia se sentaba en una mesa larga, y todos tenían su copita de vino, chica o grande, con o sin agua, dependiendo de la edad que tuvieras. Todavía guardo botellas de los años ochenta, la más antigua de 1981. Estas las encontré junto a mi papá, luego que los abuelitos pasaran al cielo. Cada vez que las veo, me remonto a las vivencias de esa época, y las guardo más por efectos sentimentales que por el vino que llevan dentro. También me hacen recordar mis raíces familiares, nuestras tradiciones y del tiempo que llevamos construyendo la cultura del vino. Y que, en efecto, sin la pasión que llevamos dentro, no tendríamos una razón para seguir contando y haciendo historias.  

Recuerdo que Clos Mireille fue el primer vino rosado que probé, y en esa época Domaine Ott solo hacia el rosado que se conoce hoy día como Clos Mireille. Recuerdo que el abuelo Jean contaba la historia que los mejores rosados provenían de una región de Francia conocida como Provence. Y que esta región quedaba cerca de la casa de la tía Teresa, que vivía en Marsella, como para que supiéramos que estaba al sur de Francia cerca al mar Mediterráneo.  

Todas esas bellas experiencias me inculcaron al Clos Mireille como mi rosado o “rosé”, de referencia, lo que fue bueno y malo a la vez. Bueno porque había aprendido lo que era un buen vino rosado, y malo porque fue sumamente frustrante encontrar un buen vino rosado después de ese. Nada se le parecía a ese vino.  Ni los rosados de California, ni los de Chile, ni los de España, ni los otros franceses que habían en el mercado. Ninguno. Y por mucho tiempo simplemente no estuvo disponible. En cierto sentido se desapareció del mercado para volver, y de una forma muy curiosa. Y es que llegó de las manos del Grupo Roederer, los dueños de la champaña Louis Roederer Rose Vintage. ¿Se recuerdan la champaña que escogí para navidad?,  bueno, ellos compraron Domaine Ott en el año 2004 y por ahí fue que volvió aparecer este maravilloso vino en nuestra familia.  ¡Como es la vida!

Domaine Ott se funda en el año 1912, por el ingeniero agrónomo Marcel Ott, que viaja de Alsacia a la costa de Provence en 1896 en busca de oportunidades. La historia de Domaine Ott es una historia de pasión.  Marcel Ott descubre estos viñedos que estaban completamente abandonados luego de la plaga de la phyloxera a mediados del siglo XIX y decide restaurarlos. Su ubicación frente al mediterráneo es un sueño para cualquiera.  Fue tal el miedo que marcó esta plaga en la gente, que pocos quedaron con ganas de seguir en la viticultura del vino y Marcel aprovechó el momento. Su base educativa le había dado la confianza para tomar el proyecto y convertirlo en un viñedo de excelencia. Y así fue. Ya en la década de los años 30 y 50s, Domaine Ott era conocido como un Rosé de referencia.  Además, la región de Provence tenía una tradición milenaria en la elaboración de vino, habiendo pasado los romanos muchos siglos atrás. La mezcla que desarrollo Marcel, consiste en tres cepas. La primera, la más predominantemente es la Garnacha. De ahí se mezcla con Syrah y Cinsault para darle un mejor balance al vino. Su color es más un oro rosado muy claro, que un rosado. En nariz tiene aromas a mango, melón y algo cítrico, a la vez muy fresco y seco en boca,  pero con un textura mineral y un final largo y persistente. Es realmente delicioso y se puede acompañar con todo tipo de comidas. Es así de versátil. Es un rosado completo y único. Es encantador con su aroma, pero posee el cuerpo, la elegancia y la personalidad para dejarte gratamente impresionado. Como mencioné anteriormente, una vez que lo pruebes, es difícil volver atrás.  

Sin duda, Domaine Ott tiene un lugar especial en mi corazón y siempre lo tendrá. Lo importante para mi ahora, es compartir este gran vino con mis hijos, amigos, familiares y futuros nietos, para pasar esas historias a la nueva generación y construir nuevas historias para las próximas generaciones.  Me queda la esperanza que ellos podrán seguir esta bella tradición y a la vez compartir momentos especiales en familia en los años por venir.  ¡Espero que tú también lo disfrutes y nos compartas nuevas historias!

  ¡Chin Chin!, Juan Carlos Canavaggio.

  COMPRAR